¿ Qué es lo que vamos a presentar como genuinamente nuestro, como peculiar y propio, si NADA importante hemos descubierto, si TODO lo que sabemos ES POCO y lo hemos aprendido de OTROS,
si APENAS comenzamos a saber...? Si todavía la incultura es entre nosotros la regla,
¿ Cómo podemos presumir de merecer la honra de que una palabra - toda la fuerza potencial de una palabra exclusiva- se reserva para nosotros y se dedique a nosotros ?
Aún para llenar el contenido de la más humilde palabra, es indispensable aportar sustancia, la sustancia de una idea, la esencia de una vida. Urge, pues, que encarnemos en nuestra palabra. Juntemos dentro de ella todos los haces dispersos. Recordemos que para comenzar a ser es menester concretarse y limitarse...
Iniciemos la definición de nuestros caracteres mediante la especificación de nuestros medios y mediante la definición de nuestras finalidades. Diversas son las circunstancias que nos dan derecho y lugar aparte y nombre propio; diversas y más bien acusadas de lo que pudiera juzgar un observador superficial.
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